¡MERDE! Así, con mayúsculas. Parece mentira lo de Francia
con aquello de “Libertad, Igualdad y Fraternidad”. Ayer, una parte de la
población francesa quedó a la altura del barro al salir a la calle a
manifestarse en contra de los matrimonios del mismo sexo. Y les voy a decir una
burrada, pero saben que no me callo ni una, pero lo de ayer fue una
manifestación de MALAS PERSONAS. Y déjenme que me explique.
No tengo absolutamente nada en contra (como se imaginarán)
de la libertad de expresión. Uno puede salir a la calla a protestar siempre que
le parezca necesario. Y la libertad de protesta me parece maravillosa. Pero lo
de ayer en París fue una cosa distinta. Ayer varios miles de personas se
manifestaron en contra de los matrimonios entre personas del mismo sexo. Y se
manifestaron para joder. Así de claro. Salieron a la calle a hacer daño a unas
personas. No salieron a la calle para defender nada. Si, finalmente, el
matrimonio entre personas del mismo sexo se aprueba en Francia, nada,
absolutamente nada, les va a pasar a las personas que salieron ayer a
manifestarse. No van a ver sus derechos cercenados. No van a perder dinero. No
se les van a recortar sus libertades. Su vida no se va a ver alterada en
absoluto.
Y aún así, salieron a la calle a joder. A intentar que a un
grupo de ciudadanos que pagan religiosamente sus impuestos se les nieguen unos
derechos humanos básicos. Creo recordar que cuando alguien se casa, lo hace por
amor. Y esto es lo que les duele, supongo. Legalizar el matrimonio gay supone
aceptar que dos hombres, o dos mujeres se aman y, de manera natural, quieren
legalizar su relación. Igual que cualquier hijo de vecino. Pero eso, a la
derecha le escuece. Para ellos, “lo gay” debe ser una vida de vicio y perdición
y por lo tanto, debe ser marginado y tratado como un ciudadano de segunda. Pero
no, ellos jamás admitirán que exista amor. Porque claro, si los gays se casan y
llevan una vida normal y corriente… eso puede ser un cataclismo para una
persona de derechas y religiosa. Sobre todo para las religiosas, que admiten
que una señora se quede embarazada de una paloma y que los mares se puedan
abrir pero no pueden aceptar que dos señoras quieran formar una familia.
Hay que ser muy cínico, muy mala persona y tener el alma muy
sucia para salir a la calle para que a tu vecino le quiten un derecho que a ti
no te afecta absolutamente en nada. El único consuelo que queda de esto es que
los tiempos avanzan, esa ley se aprobará y cuando se vea que no pasa
absolutamente nada, ellos serán los marginados. Por intolerantes y por malas
personas. Y sí, a los hijos de puta hay que marginarlos. Ellos sí que no deben
tener derechos y merecen estar aparte. Así, los demás seguiremos tratando de
encontrar un sitio para nuestra felicidad libre de odios e ignorancia.
2 comentarios:
Busca Frigide Barjot es la mujer más mala que he conocido nunca y la que lidera ese movimiento....
Amén a eso, Abel.
Cada día doy gracias a vivir en un país donde se me trata como un ciudadano más y con los mismos derechos que el RESTO. ¿Por qué en algunos países no se nos permite tener la opción de casarnos? (queramos hacerlo o no) pero al menos tener la opción igual que el RESTO.
Hace ya 8 años que di el "sí quiero" y desde entonces doy las gracias. Gracias por hacerme sentir como uno más y no inferior y con menos derechos. Gracias por considerarme igual y no peor que el RESTO.
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